Sabemos que la Spatha romana del ejército romano se originó en el siglo I y fue evolucionando hasta el siglo IV con diferentes formas, diseños y tamaños. Al ser más larga y pesada con el paso de los siglos, la spatha se convirtió en el eslabón evolutivo hacia la espada medieval.
La Spatha romana del siglo II la hemos podido ver representada en los relieves de las estelas de Gloucester, de Vonatorix en Bonn y la de Noricum. Todas ellas datadas en el siglo II d.C y en las que vemos como la spatha que el soldado de caballería del ejército romano utilizaba era arma claramente secundaria con respecto a la lanza, algo que también podemos distinguir en los relieves de la Columna de Trajano.
En estos relieves, las spathae aparecen enfundadas y colgadas en el costado derecho del guerrero, es una espada más larga que la típica gladius y hacía muy complicado desenvainarla, dificultad que se incrementaba durante el galope y la lucha. Otras spathae destacadas son los ejemplares de las islas británicas de los yacimientos de Newstead y Rottweil, aunque éstas datadas en el siglo I d.C.
