Las espadas de la Edad del Bronce tienen su origen en los trabajos del cobre del Mediterráneo y el Mar Negro, así como en Mesopotamia. La espada inicia su andadura europea mientras que en Próximo Oriente durante un tiempo únicamente se hace uso de dagas; la espada destronará finalmente al puñal como arma simbólica del guerrero. La producción de espadas en China se documenta desde la Edad del Bronce, en la Dinastía Shang.
El bronce o cualquier otro metal era un elemento de prestigio con el que se fabrican las armas, joyas y objetos ceremoniales, a los que sólo tenían acceso las clases dominantes.
Para la metalurgia se requiere un especialista a tiempo completo, mientras que las herramientas cotidianas siguen fabricándose a nivel doméstico, con madera o piedra tallada.
Tan sólo la élite y los personajes de cierto poder social están en disposición de poseer estas armas y conseguir conquistas y defensa personal.