En la Edad Media, las zonas de mayor actividad de los piratas coincidían con las de mayor tráfico de mercancías y de personas. Los piratas protagonistas fueron los vikingos y los árabes. En la era vikinga, los pueblos del norte efectuaron todo tipo de incursiones en el mar del Norte, el Cantábrico y el Mediterráneo. Los vikingos saqueaban para conseguir riquezas, esclavos o tierras donde asentarse, sin solicitar permiso a una autoridad superior que justificara sus acciones, como sería posteriormente el caso de los franceses e ingleses con sus patentes de corso.
Los vikingos supieron unir a sus grandes dotes marineras la sorpresa y la no poca ferocidad en el uso de la espada. Pero no siempre salían victoriosos. No se saben las causas que terminaron con los piratería vikinga, algunos autores opinan que la aceptación de la fe cristiana hacia el año 1000 por la mayoría de ellos atenuó su deseo de atacar a sus correligionarios.
Además, los reinos nórdicos deseaban cada vez más abrirse al resto de países de Europa y comerciar con ellos en lugar de invadirlos. Como ejemplo está el caso del rey castellano Alfonso X El Sabio, que casó a su hermano Fernando con la princesa Cristina de Noruega el 31 de marzo de 1252 porque dicho matrimonio era conveniente tanto para Alfonso X como para Haakon IV.
En la piratería del Caribe, durante los primeros siglos del dominio español en América, los piratas robaban valiosos cargamentos de oro y otras mercancías procedentes del Nuevo Mundo que abundaban en el mar Caribe. El siglo XVII se convirtió en el escenario donde actuaban los piratas, a menudo amparados por los grandes países de Occidente (principalmente Inglaterra, Francia y Holanda).
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