Las cruzadas fueron expediciones militares cristianas de Occidente, a petición del Papa, iniciadas en el año 1095 con el objetivo de recuperar Jerusalén y otros lugares de peregrinación en Tierra Santa, que estaban bajo control de los musulmanes. Finalizaron en 1270 aproximadamente.
Las cruzadas provienen del emblema de la Cruz, símbolo por antonomasia de los cristianos. Los caballeros cruzados eran como el ejército papal, con una entrega total y un fin espiritual, ellos mismos se costeaban la expedición y por esto la idea de que los cruzados obtuvieron grandes riquezas no resulta ser tan verdadera.
Las cruzadas eran una empresa peligrosa, cara y que no daba beneficios, sin embargo, movilizó a muchos cristianos creyentes de todas las edades y condiciones, porque los cruzados estaban convencidos de que su participación en la lucha contra los infieles les garantizaría su salvación espiritual.
A esto se suma que era una época medieval, en la que las esperanzas y las ambiciones estaban asociadas con hazañas militares.
Los Caballeros Cruzados emprendían sus expediciones en cumplimiento de un solemne voto y en sus uniformes militares llevaban cosida la cruz hecha de tela y usada como insignia también en sus banderas, escudos y estandartes.
Y por supuesto, la espada de los caballeros Cruzados era su emblema, su fuerza y su protección.