Las espadas árabes son espadas muy finas y ligeras, de un sólo filo, con un peculiar diseño tanto en sus hojas (rectas o curvas) como en sus empuñaduras de clara simbología árabe. La espada árabe más conocida es la cimitarra que tiene la particularidad de su hoja curva que, aunque en principio pueda parecer incómoda, era muy práctica usada a caballo ya que no se introducía en el cuerpo del enemigo, pero sí producía contundentes cortes a los contrincantes.
La Espada Cimitarra es un arma refinada y decididamente cortante, con un solo filo y una empuñadura protectora. Su origen lo solemos hallar en Persia, si bien fue utilizada también en la India durante los siglos XIII y XIV. Sin duda, su larga y curvada hoja estaba diseñada para acuchillar profundamente. Al ser curva lo que se logra es que la hoja corte pero siga su trayectoria.
La voz cimitarra sirve en Occidente para referirse a cualquier sable curvo musulmán u oriental. Los árabes prefirieron la cimitarra a la espada recta, y el solo hecho de evocar su nombre nos transporta de inmediato al recuerdo de esas luchas entre templarios y sarracenos, pero también solemos asociarla a fascinantes personajes como Sandokán o Simbad el marino, los cuales, con su asombroso manejo de esta arma, conseguían el respeto de sus adversarios.