En los siglos XVI y XVII, los duelos en Europa eran reales y, por ello, se reglamentaron con un código de honor entre los retados, aunque al margen de la ley. El rey Fernando el Católico los prohibía con pena de muerte, destierro a las Américas o condena en las galeras por unos años.
En la oscuridad de la noche y en cualquier rincón o callejón se dirimían los conflictos y la honra personal de los caballeros con duelos a estocada limpia. Con la espada ropera y una daga de mano izquierda, los duelistas manejaban las espadas como todos unos expertos de la esgrima.
Durante más de 200 años, con las batallas en las tierras europeas, desde un hidalgo hasta un caballero que se preciara pasando por un aristócrata o soldado se entrenaban también para los duelos.
En la baja Edad Media y durante el Renacimiento proliferaron los duelos influidos por la literatura romántica y los libros de caballería. En el siglo XV, España era considerada la cuna del duelo y de los más experimentados duelistas.