La Espada de los Bárbaros es una espada con connotaciones fantásticas. Nos recuerda a las espadas de las tribus de origen eslavo, germano y franco que arrasaron Europa entre los siglos III y VIII, llegando a conquistar la propia Roma.
Llamados Bárbaros por sus costumbres incivilizadas, este término llegó a tener las características de su salvaje y ruda naturaleza.
En un mundo en el que la fuerza era la ley, sus espadas eran robustas y poderosas, signo de autoridad y respeto.
Este conjunto de tribus y pueblos imperaron en una Europa fragmentada y carente de una fuerte organización política hasta los inicios del Imperio Carolingio.
Los romanos dieron nombre de bárbaros a los pueblos que invadieron el Imperio romano y, en general, a todos los extranjeros de las comarcas fronterizas con el Imperio. En concreto los clasificaron en tres grupos:
El de raza amarilla: avaros y hunos. El de raza blanca eslava: Vendos, en lo que hoy es Polonia, Sármatas, en el Danubio y Alanos, a orillas del mar Negro. El de raza blanca no eslava, que eran los galos que habitaron lo que hoy es Francia, Bélgica, el oeste de Suiza y las zonas de Holanda y Alemania al oeste del Rin, así como una franja aún poco determinada de este último país, a la orilla derecha del río. Los griegos los llamaron keltoi (celtas), mientras que los romanos les apodaron “galos”, y a su gran región, la Galia.