La daga es una arma blanca de particular belleza, sin llegar a ser una espada ni un cuchillo. Antes de la espada estaba la daga; la espada se desarrolla a partir de la daga. En las Edades del Bronce, del Cobre y del Hierro las dagas se hicieron más fuertes y decorativas que los simples cuchillos. En la Edad Media se comienza con la forja del hierro y, por lo tanto, el desarrollo de la daga. En la época Napoleónica las dagas eran una herramienta importante en la guerra, por ser la daga un arma blanca de lámina aplanada y remate agudo.
La daga es un arma verdadera que tiene ambos bordes afilados. La longitud y la anchura de las dagas ha variado bastante a lo largo de la historia.
Se cree que las espadas deben supuestamente su existencia a las dagas. Cuando la espada se convirtió en el arma blanca dominante del combate medieval, las dagas se mantienen como armas secundarias -sin llegar nunca a desaparecer- porque podían ocultarse más fácilmente y ser más eficaces en la cercanía de los combatientes.
En el Renacimiento, las dagas mantienen su importancia porque el guerrero con su espada en una mano y la daga en la otra podía utilizarla sobre todo para parar, enlazar o retardar la espada del oponente.
Las dagas a lo largo de la historia, por su pequeño tamaño y su capacidad de ofrecer rápidos golpes letales, han sido mencionadas como causantes de la muerte de importantes personajes históricos como Julio César y Calígula, entre otros.
La literatura y la cinematografía también han creado personajes con fantásticas dagas. Lo mismo se puede decir del mundo de los videojuegos. La daga resulta ser una preciosa pieza para los coleccionistas.