En la historia del mundo encontramos diferentes modelos para tropa de caballería ligera y de línea (pesada) que aparecieron de forma reglamentaria entre 1.800 y 1.900, especialmente antes y después de las guerras napoleónicas.
Cada país presenta sus propias características de sable de caballería, pero, en general, conservan algunas características comunes como las guarniciones en latón, de estilo francés en su origen, las vainas de hierro, con dos anillas de suspensión, sables curvos para caballería ligera, espadas rectas para la caballería de línea.
Cada periodo histórico tenía una clara renovación y puesta al día del sable de caballería como, por ejemplo, en el siglo 19 las guarniciones eran fabricadas en chapa de hierro o acero, según el estilo prusiano, las vainas de hierro, con una o dos anillas de suspensión, los sables curvos o rectos, pero siempre de un solo filo, desaparecen los modelos propios de la caballería de línea.
Los sables para la caballería ligera más modernos, inspirados en modelos de origen alemán y más prusiano, tenían más robustez y fiabilidad, con guarnición en hierro, con una cazoleta completa y monterilla corrida con un pasador central de refuerzo.
La hoja es curva, con bigotera corta, un filo al exterior en todo su largo y filo al interior en la punta. Su vaina es de hierro, con dos anillas y reducido batiente.